sábado, 3 de enero de 2009

Que pensarías

Que pensarías cariño si yo te dijera
Que con tus caricias has secado los ríos de pena y tristeza,
Que en tu mirada he viajado al profundo infinito y que con tus besos has provocado nuevos instintos, que has bañado los días de nueva esperanza,
Que la alegría se torna perfecta cuando la concede tu gracia.
Que pensarías si me perdiese en tu mirada y en ella buscara las llamas de fuego que aviven mi alma.
Que resbalen mis sentimientos sobre tu espalda mojada,
Que te acaricie la ternura de niña y que te llene de calma.
Para que despiertes amor mió en todos los días con una caricia de sol que te parezca divina, que a la mas mínima cosa la hagas con energía, poniendo en ella lo mejor de tu vida, como yo pongo en mis versos lo mejor de la mía.

Gracias por tu presencia

Mi Viejita

Venga mi viejita, venga aquí, a mi lado,
Quiero que charlemos de cosas, de historias...
las tuyas, las mías, las bellas, las otras... las cosas del alma.
Observo tu pelo color gris plateado,
refleja los años, los años pasados…
Mira esas arrugas, testigos del tiempo...cada una de ellas conoce su dueño...
dime, Viejecita, ¿cuál será la mía?
Sírvame otro cafecito, con esas manitas…
ellas son las mismas que me acariciaban...
las que me mecían, las que me abrigaban...
las que cocinaban la mejor comida…
y las que arreglaban mi ropa estropeada...
hoy están cansadas, y tímidamente recorren mi rostro,
que apenas distinguen tus pesados ojos...
esos ojos lindos, esos ojos puros...
llenos de esperanzas... colmados de asombro…

Ellos descubrían mi alma apenada,
mis luchas, secretos, angustias. Silencios.
Tú siempre supiste lenguajes del alma...
ése que hoy me sirve para hablar contigo...
el que siempre ayuda a decir las cosas que salen de adentro...
que vienen del cielo... que huelen a limpio... que saben a dulce...
Te veo encorvada, tu espalda pequeña,
tus hombros caídos, tu cintura breve,
el paso es más lento, y tu voz bajita…
¡pero eso qué importa, terminaste tu obra...
tiene treinta años...o quince o cincuenta...eso es lo que cuenta .
No... no apure su paso... hoy no es necesario...
Ya todo está hecho, la mesa está puesta... la ventana abierta...
¿Y sabe una cosa?... le traje unas rosas...
las que le gustaban... las rojas, las blancas,
tráigame un florero, en él las pondremos…
y cuando se sequen guárdelas con celo,
en aquel librito en donde guardaba las rosas del Viejo...
Vamos a la mesa, ya todos te esperan...
hoy eres la reina...del día la dueña
Como dueña eres de toda esa historia...
historia que todos también somos parte.
Todos los que estamos y los que se fueron...
Aquí está su copa...tómela en sus manos
y brinde conmigo, con ellos con todos…
Venga mi Viejita, siéntese a mi lado sigamos hablando...

El Reloj de Arena

Esta es la última vez que le doy la vuelta al reloj
ya me cansé de amar, sin recibir amor
mi tiempo de soñador, es sólo un fuego
que va quemando, mi alma veloz.

Cada grano que cae de la arena de mi vida
es una lágrima, de mi corazón
una esperanza... al fin y al cabo fingida,
con la que forjas mi perdición.

Y la arena de tus preciosos versos,
bajará rayando, el curvado cristal
transformando, lo claro en opaco...
disfrazando siempre, a la realidad.

Realidad ficticia que me entregas en palabras,
únicas portadoras de tu amor, sin fin
donde nacen besos que son para estos labios
aunque es otro, quien los recibe por mí.

Esta vez el tiempo se llevará en mi agonía
todo lo que aún pueda sentir mi corazón
y aunque mi alma, se quede vacía
borraré todo vestigio de tu amor.

Porque quieres oír el motor de mi vida
pero es en otro pecho donde escuchas.
¿No ves que me estás matando
con esta cruel e imposible lucha?

Daos prisa, extintos granos de arena
bajad rápido, y llevaos con vosotros mi alma
que si este sueño es una condena...
no quiero que lo sorprenda el alba.

Algún día

No siempre seré el poeta del dolor
no siempre permitiré a la agonía,
ser la pluma que escriba al desamor,
con la sangre que chorrea mi vida.

¡No!, algún día diré basta a todo esto,
borraré su última mirada, su último beso,
incluso la luz con la que la luna...
iluminó nuestros juntos cuerpos.

Y no habrá más lágrimas en mis noches eternas,
en las que el fuego consume, miles de velas.
Mis versos no se escribirán más con la sangre,
que emana de la herida, de mi tristeza.

Y dejaré mi pluma, en mi escritorio.
No sacará de nuevo, mis sentimientos.
Quedarán para siempre, ahí enterrados,
en la oscura noche de mis adentros.

Donde la luz de sus ojos verdes,
quedará eclipsada por el dolor,
y aunque sé, que será mi muerte...
la sacaré de mi corazón.

Tal vez entonces pueda olvidarla,
pensar... que quizás fingía,
cuando en trémulas y dulces palabras,
susurraba, que me quería.

Algún día......