lunes, 10 de enero de 2011

Cantar de los cantares

Capítulo I

La esposa y las hijas de Jerusalén

1:1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón.

1:2 ¡Oh, si él me besara con besos de su boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.

1:3 A más del olor de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado;
Por eso las doncellas te aman.

1:4 Atráeme; en pos de ti correremos.
El rey me ha metido en sus cámaras;
Nos gozaremos y alegraremos en ti;
Nos acordaremos de tus amores más que del vino;
Con razón te aman.

1:5 Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.

1:6 No reparéis en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las viñas;
Y mi viña, que era mía, no guardé.

1:7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?

1:8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

La esposa y el esposo

1:9 A yegua de los carros de Faraón
Te he comparado, amiga mía.

1:10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,
Tu cuello entre los collares.

1:11 Zarcillos de oro te haremos,
Tachonados de plata.

1:12 Mientras el rey estaba en su reclinatorio,
Mi nardo dio su olor.

1:13 Mi amado es para mí un manojito de mirra,
Que reposa entre mis pechos.

1:14 Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi
Es para mí mi amado.

1:15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.

1:16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce;
Nuestro lecho es de flores.

1:17 Las vigas de nuestra casa son de cedro,
Y de ciprés los artesonados.